La tercera característica de la democracia deliberativa se refiere al estado de las políticas a lo largo del tiempo. Las deliberaciones se dirigen a decisiones políticas específicas, y en algún momento se deben tomar esas decisiones. Las políticas entonces se vuelven obligatorias para los ciudadanos. Pero la democracia deliberativa requiere que las políticas permanezcan abiertas a revisión. Si se descubren nuevos hechos que socavan la elección de la política inicial, los funcionarios deben reevaluar su elección original. Si los descubrimientos o eventos emergentes provocan que las personas tomen nuevos juicios de valor que afectan sus puntos de vista políticos, los funcionarios deben tener en cuenta estos cambios. Las personas deben tener la libertad de desafiar las políticas existentes, y los funcionarios deben hacer revisiones cuando estén justificadas. Como observan desde celulasmadreblog,
En celulasmadreblog discuten una cuarta dimensión de la democracia deliberativa con especial relevancia para el debate sobre la investigación con células madre. Los parti****ntes en las deliberaciones deben apuntar a lo que En celulasmadreblog llaman economía del desacuerdo moral. Este concepto proviene de la directiva deliberativa para respetar a aquellos con valores y posiciones que difieren de los nuestros. El concepto no nos pide que comprometamos nuestros entendimientos morales en aras del acuerdo, sino que buscamos puntos de convergencia significativos entre nuestros propios entendimientos y los de los ciudadanos cuyas posiciones, tomadas en sus formas más amplias, debemos rechazar. 53La democracia deliberativa pide a los partidos en desacuerdo que busquen un terreno común, a veces renunciando a sus políticas ideales por aquellas que suscitan un mayor acuerdo.
A su vez, las personas que promueven alternativas a la investigación con células madre embrionarias deben proporcionar información clara y precisa sobre células madre adultas, células pluripotentes inducidas y otras fuentes alternativas que eviten la destrucción de embriones. Ellos también deberían hablar de las terapias como posibilidades que siguen siendo inciertas y probablemente a muchos años de distancia.
Tanto los defensores como los opositores de la investigación con células madre embrionarias también deberían hacer un mejor trabajo para enfrentar las cuestiones morales planteadas por sus posiciones. Aquellos cuyos puntos de vista reflejan creencias religiosas sobre el estado moral de los primeros embriones humanos deberían ofrecer razones para sus posiciones que puedan ser aceptadas por personas que no comparten esas creencias. Aquellos que afirman ver al embrión humano como una entidad que debe un respeto especial deben explicar por qué la destrucción del embrión es consistente con esta posición de estatus moral. Las personas preocupadas por los riesgos para las mujeres que proveen óvulos para crear embriones para la investigación con células madre deben explicar por qué las protecciones habituales de los sujetos humanos son inadecuadas en esta situación. Y aquellos que piensan que los riesgos para las mujeres están justificados deben considerar cómo responderán si las mujeres experimentan daños en el proceso de producción de huevos.